Señor Dios Padre Omnipotente, acepta esta asamblea eclesial, Cuerpo Místico de tu Hijo nuestra Cabeza. Recibe con agrado nuestra imperfecta actitud filial; queremos darte gloria en la medida de nuestras fuerzas.
Cristo, Maestro y Hermano nuestro: ven y santifica con tu presencia prometida nuestra reunión, expresión visible de nuestra unión invisible en ti. Únenos, enséñanos, guíanos, fórmanos, para que nos integremos en equipo apostólico como aquellos doce primeros.
Divino Espíritu, Luz Preclara, Fuego abrazador; vuelve a realizar en nosotros tu Iglesia con perenne Pentecostés para que, plenos de sabiduría, valor y entusiasmo, al salir de nuestra reunión vayamos a derramar en nuestros ambientes tus dones para gloria del Padre y salud de los hombres.
Santa María, Madre de la Iglesia siguiendo a Cristo nuestro Hermano mayor, acudimos a ti buscando tu regazo, refugio de amor y escuela de apostolado. Forja en nosotros un corazón misionero, capaz de ilusionarse, de entregarse y amar intensamente a Jesús y a todos los hombres. Amén.